lunes, 16 de junio de 2008

Independizarse

Tarde o temprano llega un momento en la vida en la que debes abandonar el nido familiar y ver si puedes valerte por ti mismo. Algunos motivos típicos que te llevan a tomar tal decisión son el estudiar o trabajar en otra ciudad, buscar tu propio espacio, compartir piso con amigos, casarte … el mío ha sido la edad. Viendo que mis padres no abandonaban su propio hogar no me ha quedado más remedio que hacerlo a mi.

Aprovechando que tenía las defensas bajas un día de resaca, me despertó pronto mi madre diciendo que había visto un apartamento ideal para mi. Después de hacer los números oportunos y ver que toda la familia secundaba con más entusiasmo que yo esta decisión, no me quedó más remedio que comprarlo.

Al fin y al cabo, pensé, al ser en construcción aún me quedan 2 añitos más hasta que me lo den y seguir en casita, tranquilo. Y aún no había acabado de pensar esta frase cuando ya estaba fuera de casa de mis padres. Cómo pasa el tiempo, qué barbaridad!!!

Después de 35 cortos años de vida en común y ser el último hermano en abandonar la casa, suponía que el disgusto sería tan grande que esto había que tratarlo con mucha sutileza. Se me encogía el corazón cuando me venían a la mente las típicas frases de madre con lágrimas en los ojos de “Rafa, te ha faltado algo?”, “es que no has estado contento?”, “te hemos tratado mal?” “hemos fallado en algo?” “sabes que no tienes la necesidad de irte” … el asunto era más que delicado.

Pero poco a poco fui cambiando de opinión aunque al principio no lo quería ver. Desde que firmé las escrituras todos los plazos que tenía en mente saltaron por los aires y se fueron acortando incomprensiblemente ante mi estupor. Estaba claro que mis padres no tenían la misma hoja de ruta que yo. Debió ser que ese día no sincronizamos bien los relojes.

Un día, después de recibir varias indirectas, decidí coger el toro por los cuernos y hablar con mi madre sobre los acontecimientos. Quizá no fuera el mejor momento ya que estaba un poco condicionado por los hechos recientemente acaecidos y además esa noche había dormido mal, con muchísimo calor, sudando como nunca y levantándome un par de veces al baño a refrescarme sin saber muy bien el porqué. Me fui a trabajar pensando en los motivos de aquello y si eran los nervios pero ahí lo dejé. Durante la mañana recibo una llamada de mis padres comentándome que si volvía pronto de trabajar, que me ayudaban a llevar cosas a casa que me habían empaquetado. Una hora más tarde la misma llamada para decirme que ya lo llevaban ellos, que ni me preocupara. Suerte, pensé, me he librado! Pero al llegar a casa …
- Rafa, me dice mi padre con voz solemne al cruzármelo por el pasillo, ya te puedes ir a dormir a tu casa porque te hemos hecho la cama
Aún no tengo muy claro la cara que se me quedó, pero sólo pude decir un escueto “gracias”. Quizá debí haber sido más expresivo, no lo sé, pero tampoco tuve mucho tiempo para reflexionar en ello porque inmediatamente me cogió mi madre por banda y me sentó en la cocina.
- Ufff, qué mal he dormido hoy, qué calor!!!, le digo, parece mentira que en pleno enero tengamos estas temperaturas que …
- Calor?!?! Pero si no llegamos a los 10 grados?
- Pues no sé qué habrá sido, si me sentó algo mal ayer, si …
- A ver si ha sido la doble ventana?
- La doble qué?!?!
- Sí, la doble ventana que hemos puesto en tu habitación. No la has visto?
- Visto??!?! Pero si no me habíais dicho nada! Pues ya la podíais haber puesto hace tiempo!
- No, antes no podíamos porque tu hermano no quería
Claro! es lógico, medité … mi hermano con el que compartía habitación y se fue de casa hace 10 años no la quería
- Bueno, comenta mi madre, has visto cómo está la habitación, qué poquitas cosas te quedan ya! Yo creo que en un par de viajecitos más ya tienes todo limpio.
- Sí, la verdad es que cada vez noto que hay menos cosas, ya solo me queda la ropa, algunos libros y … ostrás! Me levanto como una bala hacia mi habitación con mi madre detrás pisándome los talones para que no me escapara y … qué ha pasado con mi colección de coches de la repisa??
- Ay! Ay ay ay … qué ilusión le ha hecho al hijo del portero cuando los ha visto!!! No se lo podía ni creer! Le han encantado!! Estaba emocionado!!
Emocionado?!?! Sí, bien, puede que sí. Puede que yo también estuviera “emocionado” en ese momento, pero probablemente con otro matiz. Bien es cierto que cuando mi madre me preguntó qué tenía pensado hacer con la colección, le dije que no me la iba a llevar, que no la quería. Pero joé!!! Una cosa es que no la quiera y otra que no disponga yo de ella como me parezca!!!

Volví a la cocina en estado de sock y no quedó más remedio que hablar de fechas
- Bueno, mamá, creo que en un par de semanas ya me iré a mi casa
- Pero tanta prisa tienes?!
- No, no, bueno, no no no es por prisa -le decía mientras pensaba en mi cama hecha en mi casa, mi colección de coches inexistente, mis cuadros empaquetados en el trastero, todas mis cosas en bolsas ya en mi casa- es que ya que la tengo pues …
- Bueno, en fin, pues vamos a hacer una lista de la compra con las primeras cosas y mañana te las compro y te las llevo
Tras una larga lista como sólo una madre sabe hacer …
- Creo que ya no te queda nada más, lo principal está todo
- Sí, bueno, creo que está todo. Me queda el alcohol pero eso ya lo compraré yo
- Ah, sí, cierto! No, no te preocupes que también te lo compro yo, que no me cuesta nada
- No mamá, ya lo hago yo mañana, tú con esto ya es suficiente
- Pero si a mi no me cuesta nada! A ver, apunta: alcohol, agua oxigenada, tiritas, mercromina …
Tardé, sí, tardé en ponerme a escribir.
- Espabila! Escribe alcohol …
No me lo esperaba. Obviamente no estábamos pensando en el mismo tipo de alcohol, pero no quise decir nada. Definitivamente, ya lo compraría yo.

Aún tenía un plazo de 2 semanas para irme, pero el 1er fin de semana que llegó ya lo hice. Era entrar en mi habitación y sentirme fuera de lugar, ya no había casi nada mío. Así que me inventé mil excusas y razones para que no se sintieran mal al acortar los plazos y pareciera que estaba deseando irme y les dije que el sábado ya me llevaba todo y me iba. No hubo opción, el viernes al volver de trabajar me encontré mi taza de desayuno fregada y envuelta en una bolsita encima de mi mesa de la habitación para que “no se me fuera a olvidar”.

El sábado, sin desayunar, cogí mi taza y lo poco que me quedaba y me fui definitivamente a mi casa.

A pesar de ser de 1ª mano, me lo dan amueblado, por lo que el estilo decorativo reúne todo tipo de tendencias. Al principio se entremezclan las nuevas adquisiciones que compras con toda tu ilusión, con las cosas que te prestan y colocas de forma temporal y estarán ahí más años que las nuevas y con aquellas que vienen con el piso. En este apartado no puedo dejar pasar por alto el dormitorio principal, el único que tengo por otro lado, donde me encuentro con una cama de la corte isabelina con cabecero y patas de hierro a la que se le olvidaron poner el quitamoscas para cerrar el conjunto. Supongo que le colgaré una lámpara de araña y unos tapices en las paredes en lugar de cuadros para no romper la armonía.

Las 2 primeras noches fueron muy extrañas y dormí mal. La primera porque me sentía como fuera de lugar, incómodo, y no sólo por el frío que pasé por no encender la calefacción y ahorrar costes, sino porque me preguntaba cómo se sentirían ahora mis padres tras casi 50 años con hijos en casa … solos? La 2ª noche mi preocupación fue más honda si cabe debido a que me costó procesar toda la vivencia de aquél día. Cómo se sentirían … aliviados? Sí, creo que sí.

Por la mañana me llamó mi madre y no para preguntarme qué tal había dormido por primera vez en mi casa, nooooo, sino para que fuera a la suya a acabar de desmantelar mi habitación. Conversación, por otro lado, que a simple vista transcurrió como siempre que llaman las madres: “si … que sí, que ya te he dicho que sí … vale … va va vale … bu bu bueno, que cuando pueda … que sí … que ya … hasta lue … que hasta lue… que sí, que ya te he … valeee, adiós …. adiós”. El único matiz sin importancia es que esta vez era ella la que me decía eso. Dios! Qué soledad el primer día!!!! Y mi madre, que me llama y no es para hablar, que me cortaba!!!! Pero no se daba cuenta que yo quería hablar?!?!?

En fin, que cuando llegué a su casa … no quedaba nada! Tuve que salir de nuevo y volver a entrar por si me había equivocado y metido en otra casa … alucinante!!! Deberían dedicarse a reformas integrales de cualquier tipo de superficie en menos de 12 horas. Vamos, que casi les pillo haciendo las invitaciones para la fiesta de inauguración de su propia casa 35 años después!

Una vez pasadas las primeras noches, toca el hacerse a vivir solo … y cuesta, vaya si cuesta, pero a base de paciencia uno se acostumbra a todo. Me arrepentí de vivir solo muy pronto, la primera semana …

Me levanto para ir a trabajar y al abrir la nevera no encuentro hecho el cola-cao … y ahora? Ahora qué, qué narices hago? La cerré y volví a abrir por si había mirado mal pero, qué narices iba a mirar mal! Ahora tendría que hacérmelo yo! Ufff …

Sin desayunar me ducho, afeito, visto y salgo para la oficina. En el ascensor me miro y veo que tengo la cara llena de pelusa … pero qué es esto?!?! De nuevo entrar en casa y como casi no tengo luz en el baño me veo bien. Me lavo la cara otra vez por si acaso, toalla para secarse y de nuevo al ascensor … y otra vez! Otra vez?!?!? El resto de días directamente salía a medio vestir al descansillo para llamar al ascensor y mirarme en su espejo. Llamaba 2 ascensores por si salía gente y me tenía que esconder rápido en otro. Este proceso lo seguí un par de semanas hasta que me dijeron que las toallas hay que lavarlas antes de usarlas por 1ª vez porque si no te sueltan toda la pelusa … joé! Eso no lo ponía en las instrucciones!!!

Y llega lo más temido por todo hombre que se independiza … la primera lavadora y posterior sesión de plancha. Compré una lavadora con carga para 4-5 kilos (digo yo que te la deberían vender junto con su correspondiente báscula adicional para pesar antes la ropa y saber si está dentro del rango o no) y cada día iba echando la ropa sucia dentro de la lavadora y cuando calculé que llegó el momento de ponerla, no encontraba las instrucciones. No pasa nada, no pasa nada, me dije, y llamé a mi cuñada que tenía una igual.

Tras preguntarme por las instrucciones y decirle que las debía haber perdido, me indicó un programa en frío para todo tipo de ropa y que ya no cambiaré en la vida pase lo que pase y la encendí. Jabón sí, pero suavizante?! Quién se acuerda del suavizante la primera vez! Al poco rato la volví a llamar porque aquello hacía un ruido increíble, unos golpes, unos movimientos … me perseguía por toda la casa!

Mientras está funcionando, la miras fijamente y te preguntas cuánto puede aguantar la ropa en la lavadora sin sacarla, uno-dos … días? Por fin acabó aquél suplicio y llegaba lo peor, la plancha. Empecé a sacar la ropa más arrugada que he visto nunca, como acartonada por falta de suavizante, ahí estaban las camisas, camisetas, ropa interior, las toallas, los anclajes de la lavadora al suelo, las instrucciones … pero a quién se le ocurre meter esto en el tambor!!!! Pero los fabricantes de lavadoras en qué piensan?!?!? Pues nada, como no era la primera vez que tenía percances con ciertos papeles, a plancharlos como siempre.

Y no es fácil planchar, no, y mucho menos con una sola mano. Sí, una sola mano porque en la otra tenía el teléfono siguiendo los pasos que me indicaba mi madre. Qué también se planchan los puños de las camisas?!?!? Mamá! Pero quién se va a fijar en eso? Pues sí! Hay gente que se fija, sí. Lo bueno es que con el agua de la plancha que no sé de dónde porras salía, luego pasaba la fregona, aunque no sin antes llenar cubos y cubos de polvo al barrer. Pero quién es el que tira balas de polvo por el suelo y los muebles cuando yo me voy de casa? Parece el lejano oeste!

Y el eco de la nevera cuando la abres? Eso de ver la nevera vacía es muy duro, así que empecé a comprar de todo y, como no hay productos para “singles”, pues luego parecía que en mi casa vivía una familia numerosa! Todos los días al salir de trabajar cargadito en el autobús con las bolsas del caprabo repletas de comida para llenar la nevera y, posteriormente, la basura porque caducan y no me da tiempo a consumirlos.

Las comidas son menos preocupantes porque para eso ya tienes 37 libros de cocina que la gente que te aprecia te regala con muy buen ojo. Vamos, que hasta los de la promotora me regalaron uno! Lo descubrí cuando abrí el microondas para cocinar algo por primera vez. Allí estaba, junto con las instrucciones. Esta vez sí tuve la precaución de sacar todo antes de ponerlo en funcionamiento.

Por suerte no tuve muchos desperfectos en la casa cuando me entregaron el piso, de eso ya me encargo yo solito al decorarlo. Les llamé por lo que vi más importante, un par de sillas cojas, el escurridor de los platos que no funcionaba porque me lo habían puesto al revés, las 2 luces del salón estaban permutadas, la bombilla un poquito floja y tenían que enroscarla más, la cadenita del lavabo era demasiado corta … en fin, los típicos fallos de todos los pisos.

Y al final llega el momento en que pones un cuadro. Obviamente para el primer cuadro llamé a mi cuñado y hermana para que me echaran una mano que para eso tienen más experiencia que yo. Y tras el cuadro, te vas animando, te vas animando, te ves resuelto, con soltura, sientes que no es tan difícil y te la juegas con una lámpara y una cortina de estor.

Digamos que lo más complicado de la lámpara del salón fue el elegir en cuál de los 9 agujeros que hice en el techo debía ponerla. Por qué? Por qué hay una viga justo ahí? Es cierto que con un agujero o 2, a lo sumo, te puedes dar cuenta de si hay o no viga, pero … en qué dirección va, eh! Eso eso … eso es lo difícil, eso no lo ve cualquiera a simple vista, de ahí que hiciera 7 más para saberlo. La verdad es que no me ha aportado mucho el saber este dato, porque para un solo enganche que tiene la dichosa lámpara de las narices me importaba poco el sentido de la viga. Pero vamos, que no todos pueden presumir de conocer este aspecto de la construcción sin mirar los planos donde viene todo perfectamente explicado. Por suerte era lámpara de una sola bombilla, que ya estuve hábil ahí y lo pensé antes y no quise comprar de más bombillas porque solo tenía un cable de luz y claro, sería muy difícil repartirlo para más de una bombilla.

Acto seguido me fui a por el estor de mi habitación. Pasando por encima el hecho absurdo de que si ya tengo una persiana exterior, porqué pongo otra interior, me armé con el taladro y … bruummmm!!!!! Los 5 primeros agujeros del techo tocando viga salieron solitos, sin el mayor esfuerzo para alguien con mi experiencia en este campo, por lo que no bajé los brazos fácilmente. Me costó tanto acercar el estor a la ventana que ahora cuando lo bajo creo 2 ambientes en mi habitación, así tengo la sensación de tener 2 habitaciones con distinta decoración. Aún sigue ahí, siempre subido, pero al menos me tapa 4 o 5 agujeros del techo, que tal y como está, parece un queso gruller.

Viendo que esto de las reformas se me empezaba a dar bien, me dispuse a tener mis propias herramientas y me fui a El Corte Inglés para comprarlas. Estando allí, frente a todo el departamento de bricolaje me asaltaron las dudas: cuánto estaba dispuesto a invertir en un martillo y unos alicates que, quizá con mucha suerte, utilizaré 2-3 veces en toda mi vida? Aún sigo pensando si los 40€ están bien empleados o no.

Pero sin duda alguna, el peor momento de vivir solo es cuando estás malo. A quién se lo cuentas? Quién sufre contigo? Porque ya no puedes despertar a tus padres en mitad de la noche para decirles que tienes sudores y no puedes dormir bien…

En fin, que como decía aquél, quien no sepa estar solo habrá perdido a su mejor amigo.